— Teóricos

La materia posee un marco teórico de orientación psicoanalítica freudiano-lacaniana. Desde ese marco, interroga los desarrollos de Sigmund Freud a partir del retorno de Lacan a los mismos. Se propone realizar una lectura crítica, integrando a esa tarea las elaboraciones contemporáneas y las problemáticas ligadas a los factores locales y a las exigencias de la época.

Que su marco sea psicoanalítico implica, en primer lugar, que reconoce al síntoma como la brújula que ordena una cura que se orienta hacia lo real. El síntoma que orienta nuestra cura no es aquel que logra asimilarse al carácter, sino el que se revela en la transferencia y constituye el punto más propio y ajeno para aquel que lo porta como un elemento extraño.

El síntoma en transferencia se constituye en partenaire privilegiado del analista, en tanto aquello que divide al sujeto, más allá de la estructura según la que este se organice.

Que en psicoanálisis concibamos dividido al sujeto implica la posición ética de la clínica que de él se desprende. Ella abre un campo propicio para alojar el sufrimiento de quien consulta en busca de ayuda, sin caer en la torpeza de expulsar en dicha recepción a ese otro aspecto del sujeto dividido que, lejos de considerarse enfermo, lejos de acomodarse a la figura del paciente, es activo y como tal partícipe en la causación del sufrimiento que sustenta la consulta. La escisión del yo, IchSpaltung en términos freudianos, es el antecedente del sujeto lacaniano considerado como un operador lógico que nos permite leer los fenómenos clínicos en clave de paradoja: víctima y cómplice, —como “Dora”, la joven paciente de Freud—.

La materia se organiza en una instancia teórica y dos prácticas. Los Teóricos constituyen la columna vertebral de la misma y versan sobre los conceptos lineamientos centrales de la Clínica de Adultos desde una perspectiva lacaniana.